Comentario
Parte de la dedicación de Adriano en sus viajes estuvo orientada a la consolidación de las fronteras. Cortó con la política expansionista de Trajano y se centró en cerrar sólidamente las fronteras del Imperio. En Britania (122-127), se construye la gran muralla de 127 km. entre Tyne y Solway, que separaba la Britania romana de Escocia. El área de los Campos Decumates, que contaba con varios fortines, es reforzada con muros de piedra y empalizadas de madera para la contención de los bárbaros. En Africa, crea una línea de fortines militares combinados con asentamientos urbanos para impedir el acceso de las tribus del desierto. Esta política defensiva refleja gráficamente la concepción de un Imperio culto, urbano y rico frente a un mundo de bárbaros, indiferenciados y ajenos.
El peligro parto de Oriente queda resuelto por medio de negociaciones que conducen a que el ejército romano retroceda, dejando parte del territorio conquistado por Trajano a cambio de pactos de paz.
Esta política antiexpansionista, criticada por algunos contemporáneos, era más económica que la de Trajano. El ejército se redujo en dos legiones, 28 en total como en época de Augusto. Se aceleró igualmente la provincialización de los reclutamientos; los soldados comenzaron a proceder mayoritariamente de áreas próximas a la del asentamiento legionario. Las tropas auxiliares (alae de caballería, cohortes de infantería o mixtas) tardaron más tiempo en adaptarse a estos criterios de reclutamiento. Y tampoco solían servir en su lugar de origen los cuerpos especiales o numeri. Adriano se adaptaba así a las peticiones de algunas provincias como la Hispania Citerior que se habían quejado de lo costosos que resultaban los excesivos reclutamientos, al impedir que los jóvenes pudieran dedicarse a actividades productivas.
Tal política de pacificación y de ahorro de recursos produjo efectos tan favorables en el desarrollo económico de las ciudades como los ingresos extraordinarios obtenidos por Trajano con su política de conquista.
La villa construida por Adriano en Tibur (Tívoli), cerca de Roma, es todo un símbolo de la visión universalista y del programa político de este emperador, dispuesto a crear un Imperio rico y pacífico en condiciones de poder disfrutar de la belleza artística. La villa recogía los modelos y soluciones arquitectónicos más variados del mundo griego, helenístico, egipcio y romano: "Edificó la villa de Tivoli de forma admirable y llamó a sus partes con nombres de los mas célebres lugares de sus provincias, como Liceo, Academia, Pritaneo, Canopo, Pecile, Tempe; y para no olvidar nada hizo imitar incluso los Infiernos", dice el autor de su biografía (SHA, Hadr., 26,5).